En los próximos días más de 1000 alumnos de Cypres Bay High School cerrarán una etapa importante de sus vidas, recibiendo su diploma de graduación. Quienes tenemos hijos transitando por esta efervescencia del último año, podemos dar cuenta de las múltiples actividades que se suman a los exámenes finales, el baile de graduación, las despedidas de los amigos que pasarán lejos las vacaciones y de aquellos que ya comienzan a pensar en sus nuevos destinos, en universidades más o menos lejanas a casa.
Aquí les dejamos algunos datos útiles:
Graduación:
Domingo 31 de mayo, 15 horas, Bank United Center – University of Miami. 1245 Dauer Dr, Coral Gables, FL 33146
Prom:
Sábado 23 de mayo, en el Marriot Harbor Beach, 3030 Holliday Drive, Fort Lauderdale, FL 33316
El año pasado, la graduación se realizó el 1 de junio de 2014. Compartimos con ustedes la nota que les presentáramos en ese entonces:
Todavía quedan los ecos de los detalles de la ceremonia, las fotos en las redes sociales, la incredulidad de los protagonistas: Todavía no puedo creer que en agosto no volveré a Cypress, nos dijo una recién graduada.
Para los recién llegados todo lo que gira en torno a las graduaciones de los estudiantes de High School nos recuerda a las películas: birretes, togas, bailes de gala…con solo entrar a las tiendas y supermercados en las semanas previas se puede apreciar la dimensión que tiene este paso en la vida de los estudiantes y sus familias.
Martha es mexicana y vive en Weston hace dos años. Tiene dos hijos, una niña, que ingresa a High School en el año escolar que comienza en agosto y un varón, que acaba de graduarse. Ana es uruguaya y tiene tres hijos . Para ambas es la primera vez que viven esta experiencia. Fernando, el hijo de Martha, llegó justo a tiempo para comenzar 11°, “Junior Year”, un año bisagra, fundamental en secundaria, en el que los estudiantes consolidan su perfil y comienzan a rendir el famoso examen SAT que, junto con su promedio académico, tiene vital importancia para su futuro como estudiantes universitarios. Josefina, la hija de Ana, llegó a Cypress Bay a mitad de 11°. Como muchos extranjeros, ajenos a estas costumbres, Fernando al comienzo no tenía mayor interés ni en el baile ni en la graduación, pero finalmente, el entusiasmo es contagioso y participó de ambas experiencias con alegría y emoción. En el caso de Josefina al poco tiempo de llegar, Ana sintió que empezaba a respirar el “aire a graduación” entre Josefina y su amigas.
La ceremonia oficial de graduación no tiene punto alguno de comparación con las que se pueden vivir en México o en Uruguay. Si bien variará de escuela en escuela, los graduados son como máximo unos pocos cientos. Las que Martha y Ana han vivido son más formales, con mayor protagonismo de cada estudiante y, sobre todo, más cortas! La que se celebró el domingo 1ro de Junio en un gimnasio de la Universidad de Miami duró casi 4 horas. Y no es para menos: un millar de estudiantes deben pasar por el estrado a recibir su diploma, sacar su foto con el director y saludar autoridades, además de cumplirse la oratoria de rigor en este tipo de actos.
Dada la duración, el ambiente que se vive es diferente al que uno puede imaginar en un típico acto escolar: estudiantes y público circulan, usan sus teléfonos, comen y conversan durante toda la ceremonia. La única constante son los vítores y aplausos ante el nombre de cada estudiante.
“Debieron ser 1041 los graduados este año” dice Martha, haciendo referencia a la trágica muerte de dos jóvenes, en diferentes circunstancias, pero que igualmente convulsionaron a la ciudad y a la comunidad de Cypres Bay High School en el transcurso de los últimos meses. Le habría gustado que, en la ceremonia, se hubiera guardado un minuto de silencio para recordarlos.
Al igual que Martha, Ana quedó sorprendida por la multitud y la ausencia de solemnidad: llamaron su atención los puestos de comida y el amplio espectro de atuendos de los familiares y amigos. Cuenta que había gente vestida en estilo formal, apropiado para una fiesta, gente vestida de calle y otros prontos como para ir a ver un partido de los Miami Heat. Es que eso es, en definitiva, de lo que Weston se trata: un mosaico de culturas y costumbres, que finalmente se unen en valores comunes como la preocupación por los logros y la educación de los hijos.
Ambas quedaron impresionadas con la visión del conjunto desde las gradas : 1039 estudiantes de toga y birrete azul. 
Para ambas el momento de emoción fue cuando sus hijos ingresaron. Josefina entró y miró hacia el lugar en el que su familia estaba y les tiró un beso. En ese momento Ana sintió que el alma se estremecía.
Cada uno de los estudiantes es nombrado y pasa por el estrado, a retirar su diploma simbólico (el real lo recibe cuando devuelve la toga), recibe el saludo de autoridades y saca una foto. Sin bien este es el momento en el que cada grupo aprovecha para vitorear a su familiar o amigo, Ana y Martha coinciden en que lo multitudinario y veloz del proceso conspira contra la emoción: “Fue todo tan rápido, que me faltó la lágrima”.
Si bien entienden que el gran número de estudiantes exige una precisión de relojería para que todo funcione, las dos mamás se lamentan de que no exista una instancia, una vez que el estudiante ha recibido su diploma de graduación en la que pueda tomarse una foto con su familia y amigos más cercanos antes de devolver la toga.
Al final de la ceremonia, cuando todos tiran el birrete, Ana se sintió dentro de una película y dijo para sí la frase que seguramente resonaría dentro de cada una de las madres entre la multitud, ante este paso de sus hijos: LO HICIMOS.
“Senior Year”
Doceavo es el mejor año, dicen, es el año de la libertad. Muchos comienzan a cumplir 18 años y comienzan también a proyectar un futuro cercano de mayor independencia.
Todos los años, al finalizar sus cursos, los estudiantes muestran su alegría en impactantes festejos. Este año hubo lluvia de espuma y papel.
Cuando, hace meses, alguien les dijo que había que contar con una partida extra de dinero para los gastos, pensaron que se trataba de una exageración. Sin embargo, con el tiempo, se dieron cuenta de que la graduación en si misma y todos los eventos que la rodean pueden generar, aún siendo conservadores y cuidadosos, el gasto de cientos y hasta miles de dólares en el proceso: vestidos, zapatos, peluquería y maquillaje para las chicas. Estos días todos los salones de Weston se ven desafiados por cientos de jovencitas que, al mismo tiempo, buscan verse gloriosas para las fiestas.
La invitación al baile es un tema aparte, en el que la imaginación es el límite: globos, pétalos esparcidos formando la palabra PROM, banderas, luces, autos estacionados en la explanada de la escuela…la imaginación es el límite!
Para ir al baile cada estudiante debe obtener a firma de todos sus docentes y luego la de sus padres para después hacer certificar el documento por un notario. Finalmente, le será asignado un día y una hora para retirar sus entradas.
Algunos datos:
- El alquiler de la toga para la ceremonia oficial: U$S 70
- El atuendo para el baile: Los varones visten formalmente y las chicas un vestido elegante. Si deciden ir en pareja, suelen combinarse corbata y vestido y el varón entrega a la chica un corsage de flores.
- El baile de graduación es organizado por los propios estudiantes y se realiza normalmente en un gran hotel. Este año el tema fue “Alicia en el País de las Maravillas” La entrada costó U$S 170.
- Transporte al baile: algunos conducen sus propios autos, otros van en un “party bus” (U$S 30) y algunos hasta alquilan una limousina!
- La fiesta “after prom”: para muchos, aquí está la verdadera diversión! Se organizan en casas o incluso algunos estudiantes optan por quedarse a dormir en el hotel donde se realizó el baile.
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