Reflexionemos sobre la violencia en las escuelas.

Circula en las redes sociales un video tomado en Cypress Bay HS en el día de hoy. A esta hora, ojalá, habrá sido tema de conversación en muchas familias de Weston. Y digo “ojalá” porque lo mejor que nos puede pasar como sociedad es que esa conversación exista.

El video muestra, a simple vista, una pelea entre dos muchachos en la escuela secundaria. Y digo “ a simple vista” porque si uno observa bien, hay mucho más en el fondo de la escena, además de un conflicto para el que los involucrados no tuvieron las habilidades de resolver. Hay mucho más: hay un grupo de compañeros que los rodean, otros que los filman, algunos que hasta alientan la pelea.

Lo que no hay en la escena es reflexión, no hay proyección, no hay consecuencias: todo es movimiento, todo es gutural, todo es primitivo, todo es indigno: la violencia de la pelea, la indiferencia de algunos, el estímulo de otros.

Al final queda, un muchacho que, con saña, golpea la cara de otro ya en el piso.

Al final, queda un muchacho golpeado con violencia contra el piso, como si se tratara de una lucha televisiva, de esas que abundan en la programación y que tantos adeptos tiene.

Al final, quedan dos personas que deberán enfrentar las consecuencias de sus actos pero queda también la pregunta: Cómo hacemos para que nuestros hijos aprendan a resolver sus diferencias sin violencia? Cómo hacemos para que la indiferencia no nos gane?

Paula Mescolin, mamá de una alumna de CBHS opina: “La pelea  dejó de ser el punto de la cuestión: con seguridad los dos involucrados tenían un motivo para pelear, por mas sin proposito q sea.   Lo peor fue la aglomeración de adolescentes celebrando, conmemorando, como primitivos, aquella escena patética y vacía de principios básicos de respecto, amor al prójimo, iniciativa  y control emocional, que a esta edad ya deberían estar más que internalizados en sus personalidades”.

Muchos padres se pregunta qué harán las autoridades de la escuela y algunos, como Paula van un poco más allá: “La sanción tiene que llegar también a los que estaban coreando y filmando. Tienen que entender que esa conducta también es reprochable, que tienen la obligación de intentar frenar estas situaciones y no fomentarlas con su aliento.”

Catalina, ex alumna, dice que ” mantener la paz en un colegio tan grande como Cypress es complicado,pero  la escuela debería tener un rol más activo no solo  en evitar o cortar los conflictos, que siempre pueden existir, sino también en fomentar un rol de mayor compromiso entre los estudiantes. No hay instancias de reflexión que sirvan para contribuir a minimizar las consecuencias. Filmar dos personas en esa situación no tiene sentido”.

Desde VivirWeston.com hacemos llegar nuestra preocupación y deseamos que  estas líneas sirvan, al menos, para convocarnos a nosotros, los adultos, a la reflexión. No alcanza, no debería alcanzarnos, con saber que nuestros hijos no iniciarán una pelea ni reaccionarán violentamente ante una agresión. Es necesario que no vivan la violencia con naturalidad o indiferencia, que su impulso natural sea construir la armonía y no tomar un celular para grabar el “espectáculo”. Más útil que re enviar un video que solo puede darnos tristeza, es tener ese diálogo tan necesario y que contribuye a la construcción de personas que reconocen valores imprescindibles, como el respeto, la integridad, el cuidado de uno mismo y de los otros. Es necesario que piensemos con ellos en la situación de ese muchacho que tuvo que salir de la escuela y recibir atención médica por haber sido golpeado con furia. Es necesario que reflexionenemos juntos sobre ese otro joven, que una vez que tuvo a su adversario en el piso, siguió descargando sus golpes: qué lleva a una persona a ese punto en donde no existen las consecuencias, en el que no hay después? Cómo podrá seguir, sabiendo el daño que fue capaz de causar? Y esto, sin mencionar las consecuencias más graves que su conducta puede tener para su futuro. Y, finalmente, es imprescindible que reflexionen sobre el grupo, que no solo fue incapaz de separar, sino que de alguna manera avaló y promovió la escena, ya sea con indiferencia, con arengas o filmando una escena que único que transmite es dolor.

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