Vivir Weston cinco años después

Por Andrea Giubellino

Algunos dicen que es solo un lugar de paso, donde la gente viene a vivir porque los colegios  son muy buenos, pero una vez que los chicos crecen y se van a sus universidades,  Weston ya no les resulta tan atractivo. Cuando recién llegue pensé que era cierto porque,  si bien es un lugar hermoso, puede ser demasiado tranquilo para los que les gusta el ruido de las grandes ciudades. La actividad termina temprano y, después de las 10 de la noche, Weston parece un pueblo fantasma.

Sin embargo, en los años que llevamos aquí, dejó de sentirse como un lugar de paso y se convirtió en nuestro hogar: hicimos  un hermoso grupo de amigos, que, como nosotros llegaron solos, desde diferentes países. A pesar de las diferencias, con el tiempo aprendimos a conocernos, aceptarnos y aprender otras formas de ver y nombrar las cosas. Porque parte de Vivir en Weston es descubrir que hay tantas formas de hablar el español como países que lo hablan. Y, en ese camino de aprendizajes y descubrimientos, también aprendimos a querernos.

Compartimos muchos momentos, lindos y otros no tan lindos, nos divertimos, festejamos y nos apoyamos cuando la vida se puso dura.  Asi fuimos armando nuestra “familia “elegida.

El tiempo va pasando y las circunstancias hacen que esta familia que formamos se vaya rearmando: llegaron nuevos integrantes, a los que recibimos con los brazos abiertos, porque sabemos lo que se siente al llegar a un país donde no conoces a nadie, y tienes que adaptarte a todo, porque sabemos que acompañados es más fácil. Otros se fueron yendo, porque la vida es así, algunos volvieron a sus países,  otros fueron   trasladados por el trabajo a otras ciudades e, incluso, hay quien se fue por que encontró un lugar más lindo o cómodo donde vivir.

Para mi, Weston es un lugar de encuentro, donde conocimos gente entrañable y aunque algunos dejaron de tener el “333” al inicio de su código postal, se quedaron viviendo en nuestros corazones  y siguen siendo parte de esta gran “familia” que elegimos. Porque como pasa con los afectos que dejamos en nuestros países,  no por alejarnos dejamos de amarlos.

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