Weston se escribe con “H”

Tengo más de 40 años, y mi vida casi solucionada. Estoy casada con el hombre que amo, tengo dos hijos adolescentes, un perro, un gato, un negocio, mi casa casi terminada, mi autito, el supermercado del  chino de al lado y a Marta que me solucionan la vida.

Mis hijos van al mismo colegio y tienen los mismos amigos desde que tienen más o menos 3 años. Cuando están con ellos yo estoy tranquila, a pesar que cuando están en la calle tiemblo de miedo por la inseguridad, cuando llegan a la casa de algunos de ellos ya no me preocupo porque se con quién están, conozco a la mayoría de los padres desde hace años y la mayoría de ellos también son mis amigos.

Cuando tuvimos que decidir a qué secundaria iban, nos pareció que lo mejor es que siguieran donde estaban, en el mismo colegio, ya que a esta edad lo más importante son las “buenas compañías”: saber con quién y donde están tus hijos es lo que más importa.

Conservo a mis amigas de años, quienes me conocen como la palma de su mano y sé que cuento con ellas para lo que sea, siempre. Y, obvio, esta nuestra familia, siempre presente e incondicional.

Cuando hacemos cumpleaños somos más de 30 personas y todos nos conocemos. Después de tantos años familias y amigos se hicieron uno.

¿Nuestro proyecto para el futuro? Mejorar la casa, que mi negocio crezca un poquito y que nuestros hijos se reciban y sean felices…

Pero en la vida todo cambia… y de repente, sin esperarlo, llega un traslado en el trabajo de mi marido difícil de rechaza: Miami, Estados Unidos.

“Si lo rechazas vas a estar toda la vida pensando que no fue una buena decisión.”

“Y bueno… andá, si no te gusta te volvés y listo.”

“No podes decir que no: ¿sabés cuántos están esperando una oportunidad como ésta? “

“Dale no seas tonta, como está el país, ¿para qué te vas a quedar?”

Estos eran algunos de los consejos. Y, entonces, entre la inseguridad,  el aumento en el costo de vida y la inestabilidad del gobierno, nos ayudaron a tomar la decisión.

Y así nos vinimos, con nuestros dos hijos y las maletas llenas de esperanzas e inseguridades. Dejando atrás al barrio, los amigos, la familia…

El mejor lugar para vivir en Miami con chicos adolescentes es Weston, nos aconsejaron los que sabían.

HISTORIAS ANDREAY así, viendo que era lo mejor para nosotros, nos instalamos aquí en un lugar totalmente  diferente al nuestro, donde para ir al súper,  a la farmacia o  visitar a un amigo tenés que agarrar el auto.

Donde los amigos de los chicos ya no son esos que viste crecer sino otros niños, de otras nacionalidades, con diferentes costumbres, que hablan raro y hasta a veces en inglés. Y cuyos padres tenés que empezar a conocer, aunque no es tan fácil porque ya están grandes y no quieren que intervengas en sus vidas. (Será cuestión de crecer con ellos como padres y confiar en que todo lo que les enseñamos desde niños va a dar sus frutos).

Donde todo es tan perfecto, limpio y seguro que algunos dicen que parece un cuento. Pero a mí me gusta.

Y así vas conociendo gente, de diferentes países  pero con las mismas expectativas que nosotros,  también  alejados de sus seres queridos, de su vida cotidiana.  Con el tiempo, no mucho, empezás  a adoptar a todos esos “amigos nuevos” que comienzan a formar parte de tu vida ¡y una parte tan importante!

Y por ahí  alguien te dice: “te voy a presentar a un argentino que conozco”, “te paso la dirección de donde venden cosas argentinas”, “¿sabés cómo sintonizar la tele argentina?”.  Y compras asado, dulce de leche y miras Tinelli para no sentirte tan lejos. Y escuchas a alguien diciendo “che” y te da nostalgia.

Alguien dijo por ahí que quien viene a vivir a Weston pasa por cuatro H:”honeymoon” (luna de miel),   donde todo  te parece hermoso; “horror” cuando pensás: ¿qué hago aquí, lejos de mis cosas, quien me mando a hacer esto?; “humor”, donde te reís de lo que pasó en la etapa del horror; “home”, cuando empezás a sentir este lugar como tu hogar

No sé en qué período me encuentro. Creo que en una transición entre el horror y el humo pero, mientras espero que llegue la etapa del ”home”, sigo apoyándome en la gente linda que encontré en este Weston, tan lejano de mi casa.

 

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2 comentarios

  1. Hola, leo tus palabras en busqueda de informacion,sentir y vivir en weston,pues estoy proxima a mudarme y solo te puedo decir que me invade una gran espectativa y por su puesto el miedo….. espero que dios tenga reservado para nuestra familia una gran aventura llena de gente buena,experiencias enriquecedoras para la vida y el alma…..gracias por tus palabras

  2. Que bonito escribes, felicidades, sabes transmitir el sentir del inmigrante! También vivo en Weston, desde hace apenas 6 meses, es un lugar precioso, tranquilo y familiar; tengo una hija adolescente, así que pienso que escogimos el lugar correcto, aunque aún me debato entre el honeymoon y el horror jejejejeje. Cariños!

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