Esta semana, las balas de un rifle A-15 pegaron muy cerca nuestro, en una comunidad similar a Weston, en una escuela llena de estudiantes como nuestros hijos, con los que ellos han interactuado en sus actividades cotidianas, deportivas o artísticas. Todos estamos de luto. Murieron 17 personas y murió también cierta inocencia en los que nos hemos refugiado en estas ciudades idílicas.
Es necesario recuperar el diálogo para acercar posiciones que parecen irreconciliables, pero parece difícil superar la dicotomía armas si/armas no y trabajar para construir un lugar común en el que las escuelas, los teatros, las iglesias dejen de ser un espacio donde es posible ir a encontrar la muerte.
La Segunda Enmienda de la Constitución de Estados Unidos protege el derecho a tener armas. Sin embargo, ni el derecho a la vida es en este país un derecho ilimitado o ilimitable. Es necesario llegar a un acuerdo que permita balancear las tradiciones centenarias con la seguridad y la vida de las personas. La Segunda Enmienda, como toda norma, tiene que tener una lectura evolutiva, que acompase los cambios históricos y las necesidades sociales. Afferrarnos a interpretaciones que se basan en soluciones necesarias hace más de 200 años no parece razonable.
Ayer escuchaba erizada a una estudiante de MSD preguntarse: cuántos muertos estaríamos enterrando hoy si el atacante hubiera tenido un cuchillo? Estremece el alma que una niña tenga que hacerse esa pregunta. Y es muy triste que la respuesta, aún siendo obvia, no sea capaz por si sola de generar los cambios necesarios.
Ojalá esta vez la voz de quienes han tenido que enterrar a sus amigos, a sus padres, a sus hijos, pese más que la voz de las corporaciones como la NRA que, bajo la apariencia de defender derechos individuales, no hacen otra cosa que proteger los intereses económicos de los fabricantes y vendedores de armas.
Ojalá las ideas de armar a los docentes y convertir las escuelas en fortalezas no prosperen. Ojalá luego de este ir y venir de culpas y responsabilidades este estado pueda trabajar sobre la regulación de la tenencia de armas en forma razonable.
En mi opinión, no hay razón alguna para que las personas tengan armas como la que se ha utilizado en las últimas matanzas. Pero si es imposible o contrario a las tradiciones de este país prohibirlo, entonces debe regularse de tal forma de que no estén al alcance de cualquiera. No encuentro razón alguna para que un joven de 19 años pueda comprar un arma y no pueda beber alcohol. Las mismas razones de inmadurez y falta de desarrollo emocional asisten a ambas limitaciones. No encuentro razón alguna para proteger la salud pública regulando el acceso a los antibióticos y no protegerla regulando el acceso a las armas. Ambos pueden eventualmente ser un instrumento de protección pero usados en la forma inadecuada producen más daño que beneficio.
Y nada de eso implica dejar de atacar los otros problemas que subyacen, como la salud mental de la población, la soledad, el aislamiento de los jóvenes, la desconexión que algunas personas parecen sufrir respecto a los valores compartidos de respeto a la vida y a la convivencia. Sin dudas ese también es el fondo del debate. Pero la complejidad del tema no puede conducirnos a la perplejidad. Es necesario hacer oír nuestra voz, participar, ser parte de la solución.
Aquí algunas de las formas de comenzar.
Miércoles 21. Reunión Broward Schools Board Meeting a las 5:00 pm. Todos pueden registrarse en la lista para hablar por tres minutos y hacer oír su voz. Llamar al 754-321-2390
KC Wright bldg 600 SE 3rd Ave, Fort Lauderdale, FL 33301.
Jueves 22. Reunión PTSA.10:00 am.
Se recibirán cartas expresando preocupaciones e ideas y se entregarán a la escuela.
Jueves 22. “Wave of Light” 6:30 pm. Vigilia en Cypress Bay HS.
Desde este lugar, abrazamos a las familias de MSD y exhortamos a no dejarlos solos y ayudarlos a multiplicar su voz.
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