Sostengo enfáticamente que no soy pesimista, sino “un optimista con experiencia”, por lo que me gusta analizar la realidad sin ponerle azúcar y sobre todo estudiar lo que viene en el futuro inmediato sin prejuicios de ningún tipo.
Creo en el ser humano (pese a los muchos golpes), creo en la amistad, creo en la familia y creo que hay que intentar disfrutar la vida en todos sus aspectos.
Por eso no quiero pasar de lado las extrañas consecuencias en la mente que nos ha dejado a muchos este tremendo huracan que afectó a Miami, no tan de lleno, pero en forma casi salvaje y en forma de catastrofe en zona cercanas.
No fue una experiencia menor que tumbó árboles y voló tejas. Han pasado y estan pasando muchas cosas.
Hace pocas horas murieron de calor en Broward seis ancianos que estaban sin electricidad (por lo tanto sin aire acondicionado) en un “Home” o Casa de Salud como le decimos en Uruguay.
Recien hoy se está conociendo la realidad de lo que pasó en Los Cayos, un verdadero paraíso que queda a menos de tres horas de Miami y que ha quedado destruído, con un 25% de casas inhabitables y mas del 60% con daños estructurales graves.
Allí, hasta esta mañana, han encontrado, según la Policia, hasta ahora 8 muertos, personas que no quisieron acatar la orden de urgente evacuación. Esto se suma a los 12 fallecidos que ha causado Irma a su paso por Florida.
Gran parte de la población de Miami está sin electricidad, sin telefono, sin Internet, sin poder cocinar y perdiendo jornadas de trabajo.
Los niños y jóvenes no pueden ir a clase, por lo menos hasta el lunes que viene.
Reitero no soy pesimista, pero no me puedo alegrar porque a mi familia no le paso nada y los daños que tuvimos en nuestras casas fueron milagrosamente chicos. Estoy agradecido, por supuesto y aliviado, pero no alegre.
Y hay mas. Esta pasando algo raro en la mente de muchos. Por un lado, y es lo menor, la tendencia a negar lo sucedido o minim
izarlo, cuando lo mejor que nos paso fue estar dos dias encerrados en nuestras casas, viendo volar el mundo alrededor.
Tambien hay un mal humor peligroso en la calle, al haber cambiado la rutina de las cosas simples y cotidianas.
Les cuento que ayer estaba en uno de los pocos supermercados que han podido abrir en la zona en la que vivo. Ante el problema de comunicaciones que persiste, tenian habilitadas 6 cajas, En una de ellas cobraban solo en efectivo y en las otras habia que tener la paciencia de esperar a que viniera a cobrar alguien con un aparato portátil para pasar tarjetas, que creo que estaba conectado a un celular. La gente comenzó a impancientarse ca
da vez mas, pues por lógica, iba todo muy lentamente. Comenzaron los gritos de todo tipo hacia los pobres empleados que hacian lo imposible. Entonces hice algo que nunca habia hecho en mi vida. Levante la voz (que por ahora la tengo clara y fuerte) y cual politico en una tribuna pedí calma, antes de
que todo pasara a mayores. Dije que la culpa no la tenia el supermercado y mucho menos los empleados que estaban trabajando como locomotoras, sino el huracan que nos habia pasado por encima. Todo el mundo se calló y por allá atrás un hombre gritó: “El señor tiene razón, fue Irma que vino y nos jodió a todos”. Hubo algunas risas y todo se calmó por el momento. Pero es la primera vez que veo una discusión colectiva a viva voz y ni que hablar que es la primera vez desde que vine aqui que me meto a intentar calmar a alguien.
Lo veo tambien a nivel familiar adonde casi imperceptiblemente surgen rispideces y cada discusión es como si se terminara el mundo.
Pongo la mejor voluntad y cruzo los dedos para que esto pase pronto muy pronto, pero lo mas importante es que no hay que negarlo, sino enfrentarlo, poniendo todo el optimismo de salir adelante.
Quizás este sea mi ultimo post sobre el tema del huracan, ya los cansé demasiado y sobre todo a mi familia y amigos de Uruguay, que estan enfrentados a otras tormentas, pero estas no producidas por la inocente naturaleza si no por la nada pura mente humana. Temas políticos de los cuales no voy a opinar, pues luego de 18 años de vivir fuera del país, no me siento con derecho a hacerlo ni a juzgar.
Aqui ya hay amaneceres claros, ojalá los haya pronto en mi Patria.
Perdonen tanta lata. Un abrazo a todos.
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Gracias Horacio Mayer por compartir estas reflexiones con @vivirweston
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